9 dic. 2008

Interviú


En nuestro país los premios son vistos con sospecha. ¿A qué creas que se deba esto?

En todas partes ocurre. Además, sospechar es una virtud con la que nacemos en Latinoamérica. Por otra parte, mira todo el malestar (o sospechas) que ha generado Le Clézio después de serle concedido el Nóbel. Precisamente ese premio es el termómetro de los otros. Es decir, la gente hace sus quinielas, opina, desea, postula, inventa, celebra, sospecha… Los premios literarios se han convertido en una pasión deportiva. Pero en fin, y como decía Bioy: “mejor ser premiado que castigado”.

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